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Historia del cine japonés 1898-1923, los comienzos de una cinematografía arraigada en su historia y su cultura

Cuentos de la luna pálida, Mizoguchi
Cuentos de la luna pálida, Kenji Mizoguchi 1953

 

Un cine con identidad propia: tradición e innovación

La historia del cine japonés ha dejado una huella indeleble en el séptimo arte, con una evolución rica y una estética distintiva que lo ha convertido en un referente mundial. Desde sus modestos comienzos en la era silente hasta su influencia contemporánea en la cinematografía global, el cine japonés ha demostrado una capacidad inigualable para fusionar la tradición y la innovación.

 

Historia del cine japonés: las primeras películas japonesas

El origen del cine japonés se remonta a la Era Meiji, en 1897, cuando se importó un cinematógrafo de los hermanos Lumière desde Francia, marcando el inicio de la cinematografía en Japón. En febrero de ese año, Katsutaro Inabata realizó la primera proyección en Osaka y  pronto surgieron cineastas locales que comenzaron a explorar la nueva forma de narrativa visual y a experimentar con el cinematógrafo. Shiro Asano,  un joven empleado de  la empresa Konoshi Photography Store, que  importó de Francia el kinetoscopio Lumiere y una cámara  inventada por Gaumont, fue uno de los pioneros del cine mudo japonés. Asano comenzó su carrera cinematográfica filmando escenas en las calles de Japón como vehículos, personas y  trenes en movimiento. Pero lo que lo que le otorgó reconocimiento  durante este primer período de la producción cinematográfica japonesa fue el film Geisha no te odori (“Danza de las manos de la Geisha“) que de acuerdo a los registros de la época fue además la primera película estrenada comercialmente en el país. Dirigida y fotografiada por Yoshihiro Komada y Tsunekichi Shibata, y filmada por Shiro Asano, esta producción cinematográfica  fue una de las precursoras de la cinematografía nipona y contribuyó al desarrollo de películas posteriores.  El corto, que captura la tradicional danza de las manos  de las geishas, se considera el comienzo del cine documental japonés.  Otras de las producciones que se mencionan entre las primeras piezas de ficción realizadas y proyectadas en el  país en 1898 son Bake Jizo (Jizo, el espectro) y Shinin no sosei (Resurrección de un muerto), también filmadas por Asano.

 

Geisha te odori (Danza de manos de una Geisha) uno de los primeros films realizados en Japón
Geisha te odori (Danza de manos de una Geisha)

 

Los benshis o narradores y su importancia en la historia del cine japonés

A partir de 1899 comenzaron a producirse de manera regular películas en Japón, estas primeras películas se proyectaban principalmente en salas de teatro,  hasta que en 1903 Yoshizawa Shoten construyó el Asakusa Denkikan, la primera sala de cine. Los benshis, o narradores, eran los encargados de narrar las películas mudas extranjeras  (dado que no estaban subtituladas al japonés), también  eran  los responsables de doblar las voces de los personajes que aparecían en la pantalla. A medida que la duración  de los films se fue extendiendo y las tramas se fueron haciendo más complejas, los benshis además de narrar cumplieron la misión de explicar al público japonés las costumbres occidentales, para lo cual  quienes ejercían el oficio debían aprender historia y cultura de otros países. Esto llevó a que los benshis se convirtieran en figuras muy respetadas socialmente y a que incluso tuvieran una gran influencia en la producción de films. Leer más

 

Los benshis o narradores fueron figuras destacadas en la historia del cine japonés
Los benshis solían sentarse a la izquierda de la pantalla para narrar los films

 

Las primeras productoras  y  estrellas de la historia del cine japonés

El primer estudio cinematográfico  de Japón fue fundado en  Tokio en 1908 por Yoshizawa Shoten, al que le siguió  Yokota Shokai, una empresa con sede en Kioto que importaba películas extranjeras. Ese mismo año, Shozo Makino, conocido como el padre del cine japonés, produjo su primera película, La batalla de Honn (1908), que fue el primer largometraje a gran escala. Al año siguiente,  Goban Tadanobu, protagonizada por el actor de Kabuki Matsunosuke Onoe, se convirtió en un gran éxito  y consagró a Onoe, quien protagonizó más de 1.000 películas durante sus 14 años de carrera como actor, como la primera estrella masculina del cine japonés. 

 

Una escena restaurada de la película “Araki Mataemon” protagonizada por Matsunosuke Onoe
Una escena restaurada de la película “Araki Mataemon” protagonizada por Matsunosuke Onoe

 

La proliferación de estudios a comienzos del  siglo XX 

En los primeros años del siglo XX se crearon muchas empresas productoras, en 1909 existían cuatro importantes en marcha, (incluídas Yoshizawa Shoten y Yokota Shokai), que en 1912 se fusionaron  en  Nikkatsu,  una de las compañías productoras de cine más importantes del país, que creó dos estudios: el Estudio Mukojima en  Tokio, donde producían films de género  Shinpa (dramas modernos) y el Estudio Kansai  en Kioto donde se hacían dramas históricos. Al finalizar la Primera guerra Mundial comenzó a expandirse en Estados Unidos el Sistema de Estudios de Hollywood, y en respuesta a esta tendencia  surgieron también en Japón nuevas compañías cinematográficas como Kokukatsu,  Daikatsu, y Shochiku Cinema LLC  que adoptó el sistema de estrellas de Hollywood y produjo muchas actrices, entre ellas  Sumiko Kurishima, la  primera estrella japonesa femenina de la historia del cine japonés, que hizo su debut en Gubijinsô (La amapola del  campo, 1921) de Henry Kotani, y trabajó en films como  Hakushaku Reijo (Yoshinobu Ikeda, 1925) y Yogoto no yume (El sueño de cada noche, 1933) de Mikio Naruse.

 

Sumiko Kurishima (1902-1987) la primera estrella femenina de la historia del cine japonés
Sumiko Kurishima, la primera estrella femenina de la historia del cine japonés

 

La implementación de técnicas y recursos cinematográficos en las producciones fílmicas

La mayoría de las películas japonesas hasta ese momento se habían limitado a recrear producciones teatrales, recién hacia  finales de la década de 1910 los cineastas comenzaron a implementar técnicas cinematográficas en sus producciones.  La hija del capitán, producida en 1917 por Masao Inoue, introdujo técnicas como primeros planos ,  movimientos de cámara y recortes. Hacia 1920 el cine japonés  experimentó una evolución notable, la producción japonesa equivalía a la occidental y alcanzó los 800 y 900 títulos anuales. Influenciado por la cultura y la historia japonesas,  el cine japonés se  convirtió en una gran industria que con el transcurso del tiempo logró hacerse un lugar entre las cinematografías más destacadas del mundo.


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